Clasificación de la Información: la clave invisible de la ciberseguridad empresarial

Las organizaciones protegen su activo más valioso clasificando la información en niveles de sensibilidad. Un proceso esencial para garantizar la confidencialidad, integridad y disponibilidad de los datos.

En la era del dato, donde la información fluye a través de múltiples plataformas y dispositivos, la clasificación de la información se ha convertido en una herramienta esencial para la seguridad empresarial. Lejos de ser un simple trámite burocrático, este proceso permite a las organizaciones identificar, etiquetar y proteger sus datos según su nivel de sensibilidad y valor estratégico.

Ya sea una pyme, una multinacional o una administración pública, toda entidad que maneje información crítica —como datos personales, financieros, propiedad intelectual o comunicaciones internas— debe implementar una política de clasificación de la información para protegerse frente a amenazas como el espionaje industrial, el robo de identidad o las filtraciones accidentales.

¿Qué es la clasificación de la información?

La clasificación de la información es un proceso sistemático mediante el cual una organización evalúa y categoriza los datos que gestiona, asignándoles niveles de sensibilidad en función de los riesgos asociados a su pérdida, divulgación o modificación no autorizada.

Este proceso está recogido en marcos internacionales como ISO/IEC 27001, la norma más reconocida en gestión de seguridad de la información, así como en marcos normativos nacionales como el Esquema Nacional de Seguridad (ENS) en España.

Niveles comunes de clasificación

Aunque los nombres pueden variar según el país o la organización, los niveles más comunes incluyen:

  • Público: Información que puede difundirse sin restricciones. Ejemplo: notas de prensa, información de contacto pública.
  • Interno / Uso interno: Datos que no deben difundirse fuera de la organización, pero cuya exposición no causaría daños graves. Ejemplo: manuales internos, procedimientos operativos.
  • Confidencial: Información cuya revelación podría afectar negativamente a la empresa o sus clientes. Ejemplo: datos de clientes, contratos, estrategias de negocio.
  • Secreto / Muy confidencial: Información crítica que, en caso de filtración, podría causar un daño significativo. Ejemplo: datos financieros sensibles, proyectos de I+D, claves criptográficas.

Cada nivel implica distintas medidas de protección: desde controles de acceso, cifrado y restricciones de uso, hasta destrucción segura cuando la información deja de ser útil.

¿Por qué es esencial clasificar?

  1. Cumplimiento normativo: Reglamentos como el RGPD (Reglamento General de Protección de Datos) o la Ley de Protección de Datos y Garantía de los Derechos Digitales exigen proteger ciertos tipos de información con medidas proporcionales a su sensibilidad.
  2. Reducción del riesgo: Clasificar permite aplicar medidas de seguridad adecuadas sin sobredimensionar costes ni debilitar la protección por falta de criterios claros.
  3. Eficiencia operativa: Mejora la gestión de la información y facilita decisiones como qué datos deben cifrarse, archivarse o destruirse.
  4. Cultura de seguridad: Sensibiliza a los empleados sobre la importancia de tratar la información de forma responsable.

Herramientas y automatización

Muchas organizaciones implementan herramientas de Data Loss Prevention (DLP) y clasificación automática de documentos mediante inteligencia artificial, capaces de escanear archivos en tiempo real y aplicar etiquetas según patrones (por ejemplo, números de tarjeta de crédito, información médica o cláusulas contractuales).

Soluciones como Microsoft Purview, Google DLP, Varonis o Titus permiten implementar políticas de clasificación automáticas integradas en sistemas corporativos de almacenamiento y correo electrónico.

Clasificación y ciclo de vida del dato

La clasificación no es estática. Los datos evolucionan: lo que hoy es confidencial puede hacerse público mañana, y viceversa. Por ello, una política eficaz debe integrar la clasificación en todo el ciclo de vida del dato: desde su creación, almacenamiento y uso, hasta su archivado o destrucción.

Una inversión estratégica

Frente al creciente número de ciberataques y brechas de datos, clasificar la información ya no es una opción, sino una necesidad. Se trata de una medida preventiva crítica para garantizar que cada tipo de información recibe el nivel de protección que merece.

Como apunta el experto en ciberseguridad David Carrero, “clasificar correctamente los datos es como cerrar con llave las puertas adecuadas en una casa: no todo se protege igual, pero todo debe ser vigilado según su valor”.

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