El crecimiento de nuestro mundo digital ha llevado a la acumulación de múltiples cuentas en línea, muchas de las cuales pueden haber estado inactivas durante años. Estas cuentas, que pueden incluir servicios de streaming, redes sociales o aplicaciones que se utilizaron una sola vez, se han convertido en un riesgo tanto personal como profesional. Según estudios recientes, una persona promedio posee alrededor de 168 contraseñas para diversas cuentas, y muchas de estas corresponden a plataformas que ya no usa.
Las cuentas inactivas son especialmente vulnerables a ataques cibernéticos. Los criminales pueden ver en estos perfiles objetivos fáciles, ya que a menudo utilizan credenciales antiguas que podrían haber sido comprometidas en brechas de datos anteriores. Además, es menos probable que estos perfiles tengan habilitada la verificación en dos pasos, lo que incrementa su riesgo ante un posible hackeo.
Una de las razones por las que la gente tiende a acumular cuentas inactivas es el bombardeo diario de ofertas digitales que incentivan la creación de nuevas cuentas. Con el tiempo, muchas de estas cuentas son olvidadas, ya que las personas cambian sus intereses o simplemente no pueden recordar las credenciales de acceso. La eliminación de cuentas, en ocasiones, puede parecer más complicada que dejar que se conviertan en inactivas.
Las implicaciones de tener cuentas inactivas son significativas. Un atacante que consiga acceder a una cuenta podría utilizarla para enviar spam o lanzar ataques de phishing, poniendo en riesgo la información de contactos y amigos. Además, los datos personales o detalles de tarjeta de crédito almacenados en cuentas olvidadas pueden ser utilizados para fraudes. En el ámbito empresarial, las cuentas inactivas representan una vía de acceso para que los hackers roben información sensible o secuestren sistemas, como se evidenció en el caso del ataque cibernético a Colonial Pipeline en 2021.
Para mitigar estos riesgos, se recomienda realizar una «limpieza de primavera» digital. Esto implica auditar y eliminar cuentas inactivas, actualizar contraseñas y habilitar la autenticación de dos factores en las cuentas que se deseen mantener. Además, es esencial ser cauteloso con nuevas inscripciones y reflexionar sobre la necesidad real de crear más cuentas.
Al dedicar un tiempo a revisar nuestra huella digital, no solo se reduce el riesgo de ser víctima de cibercrímenes, sino que también se mejora significativamente la seguridad de nuestra vida digital.
Fuente: WeLiveSecurity by eSet.