Suplantación de identidad en empresas: tipos de ataques y cómo prevenirlos en la era de la inteligencia artificial

Desde correos falsos hasta vídeos sintéticos hiperrealistas, los ciberdelincuentes disponen hoy de múltiples vías para engañar a empleados, proveedores y clientes. La suplantación de identidad corporativa no es solo un riesgo de ciberseguridad, sino una amenaza directa al negocio.

En un entorno empresarial cada vez más digitalizado, la suplantación de identidad se ha convertido en una de las formas más efectivas de atacar a una organización. A diferencia de los ciberataques que buscan vulnerabilidades técnicas, este tipo de fraude se basa en engañar a las personas, aprovechando la confianza, la urgencia o la apariencia legítima de una comunicación. El objetivo puede ser robar dinero, acceder a información confidencial o simplemente desestabilizar a una empresa.

Con la llegada de tecnologías de inteligencia artificial generativa, como los deepfakes, y la automatización de campañas maliciosas, la variedad y sofisticación de estas técnicas ha crecido de forma alarmante.

A continuación, se detallan los principales tipos de ataques de suplantación de identidad corporativa que pueden afectar a una empresa, junto con ejemplos y medidas de protección.


1. Correo electrónico (Email Spoofing y Business Email Compromise – BEC)

Descripción: El atacante falsifica la dirección de correo de un ejecutivo, proveedor o cliente para enviar instrucciones fraudulentas, como transferencias o cambios de cuenta bancaria.

Ejemplo típico: Un empleado de finanzas recibe un correo urgente del “CFO” solicitando una transferencia inmediata a un proveedor. La dirección del remitente parece legítima a simple vista.

Objetivo: Desvío de fondos, robo de credenciales, instalación de malware.

Medidas de protección:

  • Activar autenticación SPF, DKIM y DMARC en el dominio.
  • Implementar filtros antiphishing y sandboxing de archivos adjuntos.
  • Establecer procedimientos de validación para solicitudes críticas, incluyendo doble factor humano.

2. Llamadas con voz clonada (Vishing con IA)

Descripción: El atacante utiliza una voz clonada mediante inteligencia artificial para hacerse pasar por un directivo y ordenar una acción urgente.

Ejemplo típico: El CEO llama al departamento de contabilidad pidiendo confidencialidad y una transferencia inmediata para cerrar una adquisición.

Objetivo: Manipulación del personal de confianza, fraude financiero.

Medidas de protección:

  • Uso de “palabras clave” de verificación internas.
  • Doble canal de validación para instrucciones sensibles.
  • Formación específica para empleados clave sobre detección de vishing.

3. Vídeos falsos (Deepfake video impersonation)

Descripción: Se generan vídeos con apariencia realista en los que un ejecutivo o portavoz dice cosas que en realidad nunca dijo.

Ejemplo típico: Un vídeo manipulado circula en redes o es enviado a empleados mostrando al CEO anunciando una supuesta fusión o despido masivo.

Objetivo: Desinformación, manipulación de mercado, sabotaje reputacional.

Medidas de protección:

  • Vigilancia de redes sociales y menciones de marca (social listening).
  • Preparar una estrategia de respuesta ante deepfakes.
  • Validar siempre los canales oficiales antes de reaccionar a anuncios críticos.

4. Mensajes de texto (Smishing)

Descripción: El atacante envía SMS simulando ser un directivo, un banco o un proveedor de servicios, e incluye enlaces o instrucciones urgentes.

Ejemplo típico: Un empleado recibe un mensaje del supuesto “responsable de IT” pidiéndole validar su cuenta con un enlace fraudulento.

Objetivo: Robo de credenciales, infección de dispositivos, manipulación.

Medidas de protección:

  • Bloqueo de enlaces cortos o no verificados en móviles corporativos.
  • Campañas de concienciación para empleados.
  • Uso de canales oficiales y cifrados para comunicaciones sensibles.

5. Cartas y documentación física (Falsificación documental)

Descripción: El atacante envía cartas, contratos o facturas físicas suplantando a una empresa real, con logotipos y membretes convincentes.

Ejemplo típico: Una empresa recibe una “nueva orden bancaria” de un proveedor habitual solicitando cambiar el número de cuenta.

Objetivo: Fraude financiero, engaño en procesos de compras.

Medidas de protección:

  • Validación directa por teléfono de cualquier cambio sensible.
  • Registro y control de facturas y órdenes por múltiples canales.
  • Formación del personal administrativo.

6. Webs falsas (Domain spoofing y typosquatting)

Descripción: Se crean sitios web que imitan el diseño y nombre de una empresa legítima, con pequeños cambios ortográficos en el dominio.

Ejemplo típico: Un cliente accede a “micronsoft.com” en lugar de “microsoft.com” y es dirigido a una web que instala malware.

Objetivo: Robo de credenciales, instalación de troyanos, fraude a clientes.

Medidas de protección:

  • Monitorización de dominios similares (typosquatting).
  • Registro proactivo de dominios alternativos.
  • Educación del cliente y autenticación web avanzada.

7. Redes sociales (Fake profiles y mensajes directos)

Descripción: Cuentas falsas de ejecutivos o perfiles corporativos que interactúan con empleados, proveedores o medios.

Ejemplo típico: Una cuenta falsa de LinkedIn se hace pasar por el CTO de una empresa y contacta a empleados para obtener datos técnicos.

Objetivo: Ingeniería social, recolección de información, acceso a sistemas.

Medidas de protección:

  • Verificación de perfiles oficiales en redes.
  • Supervisión activa de menciones, clones y suplantaciones.
  • Políticas claras sobre qué se puede compartir públicamente.

¿Cómo prepararse a nivel organizativo?

Además de las medidas técnicas, toda empresa debe desarrollar una estrategia holística de resiliencia frente a la suplantación de identidad:

1. Mapeo de roles críticos

Identificar a las personas más susceptibles a ser suplantadas (CEO, CFO, responsables de compras, atención al cliente, etc.).

2. Protocolos de validación estrictos

Ninguna transferencia o acción sensible debe ejecutarse por un solo canal o sin verificación cruzada.

3. Simulaciones periódicas de ataque

Al igual que se hacen simulacros de incendios, realizar pruebas internas de suplantación (vishing, phishing, etc.) para medir la respuesta de empleados.

4. Concienciación y formación continua

Programas de ciberseguridad centrados en human risk management. Cuanto más consciente esté el personal, más difícil será que caiga en la trampa.

5. Gestión de crisis y comunicación

Contar con un plan de contingencia ante un ataque exitoso: cómo actuar, comunicar y mitigar daños reputacionales.


Conclusión

La suplantación de identidad no es un ataque tecnológico, sino psicológico. Aprovecha nuestra confianza en lo familiar, nuestra tendencia a actuar bajo presión y nuestra dependencia de la comunicación digital.

En un entorno donde la voz puede falsificarse, los emails pueden parecer legítimos y los vídeos pueden mentir, la mejor defensa es una cultura organizativa preparada para verificar, desconfiar con criterio y actuar con prudencia. Las empresas que sobrevivan a esta nueva ola de fraude no serán necesariamente las más grandes, sino las más preparadas.

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