Vender el iris por criptomonedas: La controversia del Proyecto Worldcoin en España

El mercado de los datos biométricos está experimentando un auge significativo con iniciativas como la de Worldcoin, la empresa respaldada por Sam Altman, que ha lanzado un ambicioso proyecto en España y otros países. Worldcoin ha establecido unas treinta tiendas en España donde los individuos pueden escanear sus iris a cambio de criptomonedas, una práctica que está generando tanto interés como preocupación.

Según datos de la empresa, más de 360,000 españoles han participado ya en este intercambio, que implica la creación de un código único, el irishash, a partir del escaneo del iris. Este código permite identificar a cada usuario de manera unívoca. Eduard Blasi, profesor colaborador de los Estudios de Derecho y Ciencia Política de la Universitat Oberta de Catalunya, advierte sobre los riesgos potenciales: «El iris es un dato biométrico que permanece inalterable a lo largo de la vida y puede asociarse con información sensible. Si esta información se compromete, el daño puede ser irreparable».

El procedimiento de «venta» del iris, que Worldcoin ha promovido como una forma de obtener un «pasaporte de humanidad» para diferenciar a los humanos de los avatares de IA en la red, plantea serias dudas sobre la seguridad y la ética de tal práctica. Jordi Serra, profesor de la UOC, destaca la irreversibilidad de este dato biométrico y los problemas que podrían surgir si cae en manos equivocadas.

A pesar de las garantías de anonimato y seguridad por parte de Worldcoin, la preocupación no se disipa. La empresa sostiene que los códigos generados no están directamente relacionados con la persona, pero expertos y reguladores están escépticos. La Agencia Española de Protección de Datos, junto con sus homólogos en otros países, ha iniciado investigaciones sobre las prácticas de manejo de datos de Worldcoin, poniendo en cuestión la legitimidad y las consecuencias a largo plazo de este intercambio.

El valor de la criptomoneda worldcoin, que los usuarios reciben a cambio de su información biométrica, ha visto una apreciación significativa, pasando de una media de 2,43 euros a 8,57 euros en pocos meses. Esta «incentivización del consentimiento», como la describe Blasi, aunque legal, sigue siendo un tema de intenso debate sobre la ética de comercializar con datos tan personales y potencialmente sensibles.

En un contexto donde la protección de datos personales es cada vez más prioritaria, el proyecto de Worldcoin resalta la necesidad de un debate más profundo y regulaciones más robustas para proteger a los ciudadanos de posibles abusos y explotación de sus datos biométricos. Mientras tanto, la posibilidad de recuperar o eliminar estos datos permanece como un derecho bajo la normativa europea de protección de datos, lo que ofrece un consuelo parcial a aquellos preocupados por las implicaciones de su participación en este tipo de iniciativas.

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