El malware se ha convertido en una de las herramientas más habituales para el ataque informático a diferentes niveles, desde ordenadores domésticos que son atacados por hackers para robar dinero, hasta grandes empresas e instituciones cuyos servidores están repletos de información importante sobre los usuarios.
En Internet se pueden diferenciar algunos usos de malware de otros, desde los hackers que roban dinero hasta los denominados ‘hacktivistas‘ que intentan alertar a la población sobre diferentes causas sociales y políticas, y lo hacen a través de estos malware que modifican sustancialmente el funcionamiento de nuestro ordenador.
Pero con las declaraciones del agente Snowden surgió un tercer actor, está confirmado que diferentes gobiernos del mundo han utilizado el malware para espiar a los usuarios, dentro y fuera de su propio país.
¿Teoría de las conspiraciones o realidad ineludible?
El espionaje no es nuevo en la relaciones internacionales, ni siquiera en las políticas internas de una nación. Todavía resuena el caso Watergate que llevó a la renuncia del presidente Nixon, y ahora parece que con las nuevas tecnologías el espionaje es aún más sencillo, pero una parte de la población se opone rotundamente a estas prácticas, mientras que otros lo toleran bajo la creencia de qué están velando por su seguridad.
Entre las naciones más sospechadas de espionaje informático, una de las más resonantes en los últimos días fue China. El robo de diferentes archivos secretos de Investigación y Desarrollo de corporaciones estadounidenses estuvo en todos los medios y es un claro ejemplo del espionaje en pos de buscar beneficios económicos.
También hay denuncias de espionaje informático en contra de Estados Unidos, Rusia, India, Japón e Israel, entre otras naciones, por lo cual no es descabellado sostener que cualquier nación con tecnologías para conectarse a Internet podría desarrollar sus propios planes de espionaje.
¿Estamos seguros en nuestro propio país, o estamos siendo víctimas del malware aún sin darnos cuenta?
